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Inmigrantes en la frontera de México: a medida que aumentan las cifras, los proveedores deben ser proactivos

Cuando Pat Murphy se convirtió en directora de la Casa del Migrante en Tijuana en 2013, el refugio solo atendía a hombres deportados de Estados Unidos.

Sin embargo, en los últimos años, a quién sirve su refugio (y cómo) ha cambiado con tanta frecuencia y de manera tan dramática que el sacerdote católico dice que lo único con lo que puede contar ahora es el cambio constante.

¿Por qué escribimos esto?

Una historia enfocada

En los últimos años, las organizaciones que atienden a inmigrantes en Estados Unidos en las ciudades fronterizas de México han enfrentado nuevas presiones significativas. Se adaptan rápidamente para hacer que las experiencias de los migrantes sean más seguras y dignas.

Servir a las poblaciones vulnerables a lo largo de la frontera norte de México ha sido durante mucho tiempo un ejercicio de resiliencia. Los cambios de políticas locales, nacionales e internacionales –por no hablar de acontecimientos globales como guerras o epidemias– afectan quiénes vienen y en qué cantidades. Hay poco apoyo y supervisión gubernamental de los servicios para migrantes, y la sociedad civil y las organizaciones religiosas a menudo intervienen para llenar los vacíos de apoyo.

Pero en los últimos años, los cambios en la frontera han sido particularmente rápidos y dramáticos: desde la creación de procedimientos legales para ingresar a Estados Unidos hasta cifras fluctuantes de llegadas. Esto obliga a las empresas que trabajan con inmigrantes en México a ser más proactivas. Mientras tanto, mientras tanto México como Estados Unidos se preparan para las elecciones presidenciales de este año, la inmigración y el control de fronteras han pasado a ocupar un lugar central en el discurso político… y en la formulación de políticas.

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Cuando Pat Murphy se convirtió en directora de la Casa del Migrante aquí en 2013, el refugio solo atendía a hombres deportados de Estados Unidos.

Dirigir un refugio para inmigrantes a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México fue un desafío, recuerda, pero después de unos años, se adaptó a una rutina. «Pensé, está bien, ahora lo tengo. Sé qué esperar», dice el padre Baut, conocido como sacerdote católico.

Sentado detrás de su escritorio en una pequeña sala de reuniones del refugio con vista a esta ciudad en expansión, se ríe de su inocencia. En los últimos años, a quién sirve su refugio (y cómo) ha cambiado con tanta frecuencia y de manera tan dramática que lo único que ahora «espera» es un cambio constante.

¿Por qué escribimos esto?

Una historia enfocada

En los últimos años, las organizaciones que atienden a inmigrantes en Estados Unidos en las ciudades fronterizas de México han enfrentado nuevas presiones significativas. Se adaptan rápidamente para hacer que las experiencias de los migrantes sean más seguras y dignas.

Desde la creación de procedimientos legales en la frontera hasta las fluctuaciones en las estadísticas de llegadas, estos cambios están obligando a las organizaciones que trabajan con inmigrantes en México a ser más ágiles que nunca. Mientras tanto México como Estados Unidos se preparan para las elecciones presidenciales de este año, la inmigración y el control de fronteras han pasado a ocupar un lugar central en la conversación política… y en la formulación de políticas.

«Es complicado porque la respuesta siempre es reactiva», dijo María Inés Barrios de la O, profesora de estudios migratorios en el Northern Border College, cerca de Tijuana. «Siempre que hay un cambio, especialmente en la política migratoria, afecta el flujo y la permanencia». «Es un desafío para la sociedad civil porque estas personas están recibiendo ayuda», afirma. «Los cambios se están produciendo las 24 horas del día y los desafíos se están acelerando».

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Una sala de espera al aire libre

Servir a las poblaciones vulnerables a lo largo de la frontera norte de México ha sido durante mucho tiempo un ejercicio de resiliencia. Los cambios de políticas locales, nacionales e internacionales –sin mencionar eventos globales como guerras o epidemias– afectan quiénes vienen y en qué cantidades. El apoyo gubernamental y la supervisión de los servicios para migrantes son limitados, y la sociedad civil y las organizaciones religiosas a menudo intervienen para llenar los vacíos.