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Por qué la Transición Democrática de España da forma a su política

Por qué la Transición Democrática de España da forma a su política

El actual presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, necesitará el apoyo de los partidos independentistas catalanes si quiere formar un nuevo gobierno. Rubén Dees García Sostiene que la situación actual subraya la influencia que la transición democrática española sigue teniendo en su política.


Para comprender completamente el entorno sociopolítico actual de España, es importante apreciar el proceso de democratización que comenzó con la transición del país a la democracia hace medio siglo. Para ello, necesitamos utilizar conceptos alternativos comúnmente utilizados por analistas, políticos y medios de comunicación.

Las categorías tradicionales de izquierda y derecha, o de conservador y progresista, se utilizan amplia y frecuentemente, especialmente en tiempos de controversia política, donde ayudan a explicar acontecimientos importantes como los resultados de las elecciones. Sin embargo, no tienen la fuerza para dar cuenta de la grave crisis política de la democracia española, cuyo origen se encuentra en los agujeros negros del proceso de transición.

Entre las consecuencias no deseadas de este proceso, destaco dos. Por un lado, la persistencia del terrorismo de ETA hasta la década de 2010 y los conflictos de carácter regional, nacionalista y separatista entre el Estado central y las comunidades autónomas de España han emergido de un modelo regional inacabado. Este modelo carece de los valores éticos y democráticos que guían la actuación de la élite política: una cultura federal basada en la corresponsabilidad de la comunidad política y la creencia en la igualdad entre los españoles.

Por otro lado, hemos visto una importante presencia de partidos políticos en la vida pública que aspiran a colonizar las instituciones en diversos grados, utilizándolas para intereses partidistas y clientelares en todo el territorio, especialmente en Cataluña y el País Vasco. Impulsar proyectos de construcción nacional. Estos son sólo dos ejemplos de cómo la transición democrática española está configurando su política.

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Concurso Constitucional

Las elecciones generales españolas de 2023 revelaron una sólida formación de dos campos liderados por el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Sin embargo, estas circunscripciones no están definidas tanto por un eje ideológico, sino constitucional, reflejando constitucionalista El bloque incluye principalmente BB y Vox y una práctica Federal O Versátil Circunscripción formada por PSOE y Sumar.

Este sesgo está arraigado en la subordinación de los dos partidos principales a organizaciones nacionalistas y/o separatistas y fuerzas populistas de izquierda o derecha del espectro político. Ambos han sucumbido a una tentación populista en los últimos años de movilizar sus bases sociales o controlar las palancas del gobierno para mantener sus posiciones no solo como burócratas políticos sino como ejercitantes del poder. Los casos más extremos incluyen prácticas liberales y manipulación sesgada de las instituciones. Hemos visto populismo encapsulado en eslóganes o frases durante campañas electorales.

En el campo constitucionalista, el PP ha estado en una posición clara en los últimos años para sucumbir a la agenda política y al discurso de Vox. Esta relación es un verdadero talón de Aquiles para el partido, ya que divide y/o gira su base social de votantes potenciales y moviliza los votos de la oposición, lo que ayuda a explicar en parte sus recientes resultados electorales que no han estado a la altura de las expectativas.

Mientras tanto, en el contexto nacional, el ascenso de Vox supone una deriva más radical y esencial del constitucionalismo como respuesta al separatismo y al procés catalán. A nivel mundial o internacional, refleja una reacción cultural contra las políticas de identidad que surgió de los movimientos alternativos y de justicia social.

En el campo de la coalición, el PSOE se alineó con Sumar y anteriormente con Podemos, ambos con el objetivo de encarnar la agenda de los movimientos sociales alternativos en el ámbito institucional. Sus líderes son activistas o ex-activistas, representantes de la sociedad civil, académicos e intelectuales. Su presencia sólo puede entenderse por la evolución de la movilización de movimiento 15-M 2011 y los diferentes actores que asumieron el protagonismo en el marco más amplio de la acción colectiva y su posterior institucionalización.

El tercer polo del campo federalista está formado por regionalistas, nacionalistas e independentistas. La empatía que sienten los líderes de Sumer y Podemos hacia estos actores es un reflejo de su conexión emocional con lo común (comuna), municipal y la experiencia de los movimientos sociales y políticos por la justicia social. El misterio populista latinoamericano y su agenda multinacional.

De hecho, Sumer parece haber tomado la iniciativa de negociar con las Junts y su líder, Carles Puigdemont, expresidente de Cataluña prófugo desde 2017. Todo apunta a que Juntz tiene la llave del actual primer ministro. Pedro Sánchez puede formar un nuevo gobierno.

elecciones de 2023

El panorama político de España sufrirá un cambio considerable entre las elecciones de 2019 y 2023. La Coalición Constitucional cobró impulso y aumentó sus escaños de 155 a 172, consolidando aún más su posición en el panorama político tras los resultados positivos que obtuvo en las elecciones regionales a principios de año.

El Bloque Confederal redujo su presencia en el parlamento, ganando 171 escaños frente a los 185 de 2019. Sin embargo, esta coalición es el mejor lugar para formar un gobierno. Esto podría lograrse incluyendo los siete escaños de la junta, que no se unió al gobierno tras las elecciones de 2019, pero que ahora ocupa puestos clave.

Imagen: Distribución de escaños en el Parlamento español tras las elecciones generales de 2023

Fuente: Elaborado por el autor florecer. Visualización completa disponible Aquí.

La situación actual no es nueva para la política española. Los partidos nacionalistas de ambos lados del espectro político ya han hecho tratos con el PSOE y el PP cuando lo necesitaban. Hasta hace poco, respaldada por aliados políticos en el País Vasco, ETA exigía a punta de pistola al gobierno. En Cataluña, el movimiento separatista condujo a un desafío nacional-populista directo al gobierno español.

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Estos elementos provocaron una respuesta en la sociedad española, el levantamiento civil contra ETA a mediados de los 90, la inmersión lingüística y la resistencia de las asociaciones civiles y constitucionales catalanas al proceso separatista y de defensa de los derechos. Los ciudadanos vascos y catalanes se identifican como españoles. Estas protestas sirvieron de ejemplo para los partidos constitucionalistas, tanto el ahora desaparecido Unión, Partido del Progreso y la Democracia (UPyD) como el notorio Ciudadanos.

La pregunta que enfrenta España ahora es si un gobierno de coalición liderado por Pedro Sánchez y el PSOE es la peor opción. Este gobierno sería desestabilizador y polarizaría aún más a la sociedad española, apoyándose en la plataforma de movimientos como Sumer, junto a fuerzas nacionalistas y separatistas. Las demandas de estos actores pesarán mucho en la acción del gobierno.

Si bien algunos observadores ven el resultado de las elecciones de 2023 como una victoria del PP y un rechazo a la política de Vox, la verdad parece ser más compleja. Dadas las brechas en la transición democrática de España, una coalición que incluye organizaciones separatistas, nacionalistas y populistas, incluidos algunos líderes condenados por traición, corre el riesgo de profundizar la crisis política del país.


Nota: Este artículo refleja los puntos de vista del autor, no la posición de EUROPP – European Politics and Policy o la London School of Economics. Crédito de la imagen destacada: Alex Segre/Shutterstock.com